martes, junio 20, 2006

(01) Descríbete a tí mismo

Especificaciones:
Escribe un relato, basado en alguna vivencia personal, para dar a conocer al lector algún aspecto relevante de tu propia personalidad. No emplear expresiones explicitas, tales como “Yo era así...”, “me gustaba mucho...”, etc. sino manifestarlas indirectamente a través del propio relato.

La 3-70 era una caja de plástico blanco taladrada por una ventana verde en la que palpitaba lentamente una rayita de luz.
-Ya verás como te gusta -le mintió su jefe con una sonrisa forzada y sin mirarle a los ojos- esto es el futuro. Dentro de poco, todos vamos a tener un chisme de estos para trabajar.
Le explicaron confusamente que aquello era un terminal IBM y que tenía que teclear los importes, el vencimiento y la localidad que figuraba en cada uno de los papeles que se amontonaban sobre la mesa.

-Y si no te cuadra -le advirtió el instructor señalando al montón de papeles- tienes que revisar la remesa y ver dónde está el error. ¿Te has enterado?
Lo bueno de la tecnología es que siempre acaba uno enterándose, aunque no la comprenda y eso explica el hecho portentoso de que al cabo de unos meses hubiese aprendido a trabajar automáticamente, sin tener que usar la cabeza. Tecleaba, se equivocaba, revisaba, corregía y finalmente cuadraba las remesas sin llegar a ser consciente de ello.
A veces bromeaba con los compañeros con la fantasía de que habían sido condenados a galeras, que estaban atados con grilletes a sus mesas geométricamente ordenadas contra la amura de un galeón imaginario, y que cuando el jefe recorría el pasillo para inspeccionar si estaban cumpliendo con su deber, los azotaba con un látigo para que remasen con más diligencia. Pero enseguida languidecía la conversación y cada uno volvía a hundirse en un ensimismamiento impenetrable.
Pese a todo, no fue una mala época en su vida. Su mente, liberada de cualquier obligación y aislada de la realidad por el automatismo, se desataba y construía con frenesí universos imposibles, vidas paralelas, futuros deliciosamente irrealizables, inventos prodigiosos… hasta que algo le devolvía súbitamente a la realidad. Entonces, durante algunos minutos, como ocurre al despertarse de un sueño, conservaba la sensación de que la última fantasía podía ser real, que el último proyecto era realizable, o que la prodigiosa invención que acaba de idear conservaba su capacidad para salvar a la humanidad de su inevitable final.
Cuando la ilusión se esfumaba definitivamente, miraba el reloj y comprobaba que había estado navegando durante dos horas y media y que sólo le quedaban tres infinitas horas para escapar de aquel lugar y llegar a su casa donde le esperaba su familia, y donde podría recuperar, al fin, su naturaleza humana.

No hay comentarios: